En el 2011 nace una segunda edición ampliada, desde el exilio. Aquí se hace, más que una crítica, un llamado de atención a los venezolanos en el exterior, a la Comunidad Internacional, a las sociedades latinoamericanas que creen estar a salvo de gobiernos autoritarios. Pero también se hace un reconocimiento a los esfuerzos de grupos e individuos que están trabajando por el cambio dentro y fuera del país.
Adriana Pedroza Ardila salió de Venezuela, rumbo a Colombia, el 4 de septiembre de 2007. Vive en Bogotá, pero no ha perdido el contacto con la realidad venezolana y, desde allí, trata de contribuir con el necesario cambio político, pero sobre todo de comportamiento, que debe tener el venezolano para sacar del abismo a la democracia en Venezuela.
En un ámbito más informal, Adriana Pedroza Ardila es amante del fútbol y, desde el Mundial España 1982, es fanática de la Selección de Fútbol de Alemania. Más tarde entendió que el fútbol era más que mundiales y conoció las ligas internas en los países, lo que la llevó a hacerse hincha del Bayern Munich y más tarde del Real Madrid.
Amante de la música desde su infancia, gracias a la influencia de su madre y de su abuelo materno Don Carlos Ardila. Con el tiempo se hizo fanática de Beethoven, Mozart, Wagner y Brahms. Ama la zarzuela y tuvo la oportunidad de participar en la puesta en escena de Luisa Fernanda, a cargo de la Compañía de Zarzuela de María Francisca Cavallier. En esta misma época, 1996, era soprano en la Coral de la Universidad Católica Andrés Bello.
La amplitud de conocimientos impartidos en la Escuela de Economía de la UCAB le permitió aprender, no sólo de economía, sino además, entre otras tantas materias, de filosofía. Nietzsche se convirtió en su escritor favorito y sería su libro “Así habló Zarathustra” el que, según sus propias palabras, le cambiaría la vida.
Su poeta favorito es Mario Benedetti, su novelista favorito es Dostoyevski y sus temas favoritos de lectura son la historia y la filosofía.
Toma más de cuatro tazas grandes de café al día. Le gusta el habano, especialmente el Montecristo vitola 2, acompañado de una copa de vino Carmenere, con óperas de Wagner de banda sonora y una buena charla.
El 9 de agosto de 2012 ocurrió un suceso que cambiaría su vida para siempre. Maureen Ardila, su madre, falleció luego de luchar durante 73 días con un cáncer que ya había hecho metástasis en huesos y cerebro cuando fue descubierto.
Según sus propias palabras, Pedroza descubrió que era capaz de amar como nunca antes lo habría imaginado, descubrió que tenía un corazón dispuesto a dar todo y más… descubrió el amor a través de lo que ha llamado la Pasión y Muerte de su Madre.
En un artículo del 9 de agosto de 2014, titulado A dos años de su vuelo, Pedroza confiesa una nueva fe y revela haber «nacido de nuevo» a través del doloroso proceso de la pérdida de su madre.
Actualmente es profesora de Principios de economía en la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad El Bosque, en Bogotá, Colombia. Está trabajando en la adaptación del taller «Llaves para el pensamiento», en el cual otrora trabajara su madre, para adaptarlo y dictarlo a personas en condición de analfabetismo en un comedor popular de Bogotá. Estos conocimientos, derivados de las enseñanzas de Edward de Bono y Stephen Covey, entre otros, contienen herramientas invaluables que le permiten a quien las posea desarrollar asertividad en la toma de decisiones.
Adriana Pedroza Ardila, tras la muerte de su madre, Maureen Ardila Vega, tomó la decisión de adoptar sus sueños de paz, libertad y educación para la gente, sin importar su estrato social. Quien alguna vez fue un perro de guerra, se ha transformado en un ser de paz.