En el año 2006, Pedroza pasa a formar parte del selecto grupo de columnistas de la Revista VenEconomía, donde escribe sobre temas económicos, sociales y políticos.
Ese mismo año, en una conversación informal con el editor, repasaban los desagradables festivos en Venezuela y las costumbres nacionales que se convierten en ladrones de tiempo y energía. El día de la madre, del padre, de los enamorados, de la secretaria, del niño; las festividades decembrinas, halloween, carnavales, Semana Santa, los lunes bancarios, los feriados nacionales. En medio de risas y comentarios ocurrentes acerca de la incidencia de todos estos “compromisos”, surgió la idea de escribir un libro sobre el tema.
Fue otra reunión informal con Masó donde se exploró la posibilidad de escribir un libro sobre el comportamiento del hombre venezolano, aprovechando el éxito de “Sí papi/ No me jodas”. Finalmente, después de 67 entrevistas a hombres venezolanos y algunos foráneos habitantes de Caracas, Pedroza tomó la decisión de fusionar las ideas conversadas con el editor y escribió una novela, narrada desde la voz de un hombre, sobre el comportamiento de los hombres en Venezuela.
El título fue tema de discusión desde el inicio. Para Adriana Pedroza la novela se llama “Mis últimos 365 días”, pero editorialmente no agradó el nombre. Se pensó en llamarla “Hamlet dice adiós”, pero tampoco tuvo éxito. Finalmente, complaciendo las peticiones de los hombres y aludiendo el primer libro, el título definitivo de la novela fue “Sí mami/ Sí te jodo”.
La novela narra la vida de Adriano Mendoza, un hombre venezolano, exitoso como empresario y exitoso con las mujeres. Visto por los demás, él lo tiene todo; sin embargo, Adriano Mendoza toma la decisión de quitarse la vida el próximo 31 de diciembre, cuando suene el cañonazo. A lo largo de sus últimos 365 días, Adriano Mendoza va narrando lo estresante que es vivir en un país como Venezuela, con toda su idiosincrasia y sus personajes característicos. Sus socios, su familia, su ex, su novia y su nueva amante, conforman un universo de personajes con los cuales cualquiera se puede identificar y puede identificar a los hombres con los que interactúa a diario.
Dada la extensión de la novela, más de 350 página en Word, se tomó la decisión editorial de publicar la mitad del libro primero y luego se publicaría la segunda parte. Esto último nunca ocurrió, porque al poco tiempo comenzó la labor de escribir El venezolano feo.
Si hay algo que caracteriza la literatura Pedrociana es la agudeza y el humor negro, quizá bordeando el sarcasmo. Quienes han tenido la oportunidad de leer algún libro de Adriana Pedroza, saben que difícilmente se van a tomar más de tres días en hacerlo, y tres días es bastante.
La lectura de un libro de Pedroza se asemeja a la charla amena con un amigo sagaz, capaz de hacer notar esas realidades que por obvias y rutinarias suelen pasar desapercibidas. Así lo hizo Pedroza con el ensayo “Sí papi/ No me jodas. Conductas extremas de la mujer venezolana”. De la misma manera lo logró con la novela “Sí mami/ Sí te jodo”. No podía ser diferente en un ensayo sobre el comportamiento cívico y político del venezolano.
En su tercer libro, El venezolano feo, Adriana Pedroza se dio a la tarea de analizar al venezolano como grupo social, como individuo, como ente que participa en los subgrupos que componen el gran conglomerado social que habita en Venezuela.
Con el mismo humor negro que escribió antes, Pedroza dibuja las características del comportamiento de los venezolanos y, a partir de allí, explica por qué en Venezuela se ha llegado a la situación política, social, económica e institucional en que se encuentra sumido el país. Todos los venezolanos tienen un Chávez interno. Esta es la hipótesis que se plasma en el texto y que sirve de hilo conductor para explicar la crisis venezolana.